Érase una vez...

    Recién entrado el otoño del año en que Almodóvar gana un Goya con Mujeres al borde de un ataque de nervios, asoma su cabecita al mundo -indecisa- la pequeña Laura. Desde muy temprano Laura va descubriendo el mundo a través de la música, los cuentos y los viajes y empezando a contar sus propias historias gracias al guiñol que sus padres le hicieron.

 

Se sube por primera vez al escenario con tan solo 7 años para interpretar una adaptación de Para Elisa al piano y salir a jugar y experimentar los primeros efectos del teatro en el rol de un mimoso felino sobre las tablas.

A la edad de 14 años -en la escuela municipal de teatro de su ciudad, Oviedo- hace su primera interpretación oficial descubriendo esas maripositas en el estómago antes de que se levantase el telón y sintiendo por primera vez la adrenalina tras los aplausos.

Con 16 años -mientras cursaba el bachillerato artístico y en uno de sus viajes a Madrid con su familia para ver el primero de muchos musicales en Gran Vía- no duda que su lugar está encima de un escenario interpretando todo tipo de personajes. Es al terminar el bachiller cuando se prepara las pruebas de acceso a la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturias durante el verano presentándose a la vuelta de vacaciones y superando con éxito todas las fases comenzando por fin su carrera en el mundo de la interpretación.

Los cuatro años de carrera crean en ella una base sólida aumentando su curiosidad y su pasión por el mundo escénico día a día. Por eso decide continuar formándose con el Máster Oficial de Artes Escénicas de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid mientras continua cantando en el coro de la Fundación Príncipe de Asturias y un año más tarde también en el coro Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo donde descubre el mundo de la zarzuela interpretando varias de ellas como componente del coro.

Después de muchas idas y venidas entre Madrid y Oviedo decide instalarse definitivamente en la capital para seguir persiguiendo su sueño. Es en ese momento cuando realiza el taller para jóvenes actores del Teatro de la Abadía adentrándose por primera vez en la técnica Chéjov. Continua entrenándose y formándose con diversos profesionales y también se inicia en la interpretación para la cámara en la ECAM.

Intentando aprender lo máximo posible y sacándole todo el jugo a las posibilidades que ofrece la ciudad asiste a clases de danza y expresión corporal, canto e interpretación a la vez que colabora en diversos cortometrajes y participa en varias piezas de teatro y microteatro.

En medio de todo esto un casting la mueve hasta Teruel para realizar los espectáculos del parque temático de dinosaurios Dinópolis. Títeres, acción, teatro negro, motion capture e improvisaciónharán que coja experiencia y práctica con el público familiar y que aprenda a resolver todo tipo de situaciones en directo.

Tras esta fase de aprendizaje vuelve a Madrid para fundar su propia compañía de teatro Barbián, junto a su hermano Joaquín -director y dramaturgo- con la cual crean varias obras de teatro para la infancia, público adulto y para bebés que interpretarán en la conocida sala madrileña de Microteatro por dinero entre otras.

De nuevo otro casting cambia el rumbo de Laura llevándola esta vez a París para trabajar en Disneyland como performer donde ha pasado los últimos años siguiendo creciendo tanto a nivel personal como profesional además de aprendiendo bien la lengua francófona.

A finales del 2022 decide volver a España y seguir persiguiendo sus sueños y encarnando esos personajes que se levantan del libro y se hacen humanos como decía Lorca.

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